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La expansión urbana de Bogotá se ha caracterizado por desarrollarse en sentido horizontal, abarcando cada vez más terreno. Esto implica un gran esfuerzo en términos de logística, pues se debe invertir más dinero para extender las redes de servicios públicos, transporte, entre otros. Aunque la normativa bogotana lo permite, no es común que se construyan grandes edificios en altura, sobre todo porque hay que cumplir normativas muy estrictas en aislamientos. Contrario a la tendencia, desde 2011 se empezó a construir el edificio más alto de Colombia y uno de los más altos de Latinoamérica. Este proyecto no solo le perdió el miedo a construir, sino también le perdió el miedo a invertir grandes cantidades de dinero; se estima que al finalizar la obra se habrán invertido unos 240.000 millones de pesos.
¡Fuera abajo! De los 15 pisos del viejo hotel Bacatá ubicado en la calle 19 con carrera quinta, en pleno centro de Bogotá, ya no queda nada. El edificio de 43 años fue demolido para darle paso a la construcción de dos torres, una de 56 pisos y la otra de 66 pisos, que tendrá un uso múltiple: vivienda, oficinas, hotel, centro comercial y parqueadero privado y público. Pero la historia de esta mega obra logística comienza con la demolición del antiguo edificio. “Debido a la proximidad con otros edificios no se permitió que el antiguo Bacatá se demoliera con una explosión, así que tocó hacer una demolición casi que con martillo y cincel. Lo que hicimos fue subir maquinaria pequeña hasta el piso más alto y demoler el edificio de arriba hacia abajo, este proceso duró cuatro meses. Los residuos se destinaron a escombreras que los reciclan para rehacer agregados de concreto de baja resistencia”, comenta Carolina Rodríguez Rubio, directora del proyecto BD Bacatá. Aunque parezca complicado, demolerlo fue lo de menos, una vez la estructura yacía en el piso empezó el verdadero trabajo. La cimentación, los planos del antiguo edificio no aparecían, así que no se conocía dónde se encontraban los pilotes. Fue como jugar a la gallina ciega, cada cierto tiempo se encontraba un pilote, se abría un espacio por los lados y se sacaba por pedacitos. Cada pilote tenía 19 metros de profundidad. De esta manera se extrajeron 60 pilotes del antiguo hotel, lo más paradójico es que el plano del antiguo edificio apareció cuando ya se habían extraído más de la mitad de los pilotes. Cosas que pasan. Logística de Altura El primer reto logístico es sin duda la movilidad. Una obra de estas dimensiones necesita un constante movimiento de materiales, concreto, acero, materiales para acabados, los recubrimientos; además las vías de acceso al centro de la capital colombiana son angostas y por lo general sobresaturadas de vehículos y peatones. Así que era necesario pensar en la forma de abastecer la obra sin generar un caos vial. “Le propusimos a la Secretaria de Movilidad utilizar solo la calle 20 para la entrada de material, esta calle es prácticamente de un carril, así que tuvimos que adecuar varios ingresos para lograr dinamizar la entrada; aparte de esto, si la carga era de maquinaria pesada solo se podía ingresar de 10 de la noche a 6 de la mañana. También debemos validar cada tres meses nuestros procesos de ingreso de materiales con la Secretaria de Movilidad; si por alguna razón estos fallan, nos quitan los permisos hasta lograr optimizar los procesos, algo que sería fatal para los cronogramas”, comenta Rodríguez Rubio. Otro reto es la movilidad interna, pues hay que generar rutas dentro de la obra, hay maquinaria que debe hacer desplazamientos hasta de medio kilómetro. De ahí la importancia de hacer rutas tanto de entrada como de salida para los vehículos y para los obreros, esto no solo evita accidentes, también previene incidentes como la pérdida de maquinaria. En ocasiones, en otras obras, la maquinaria que se ha introducido no ha logrado sacarse después, obligando a romper lo construido o peor aún a dejar la maquinaria sepultada.
Los primeros pisos deL Edificio van hacia abajo
El edificio se empieza a construir hacia abajo, se debe cavar un hueco de 23 metros de profundidad por 65 de ancho para adecuar siete sótanos de parqueaderos. Al sacar esa cantidad de material el suelo tiende a irse hacia adentro, entonces se debe hacer un gran cajón en concreto, que tiene hasta 45 metros de profundidad, y un marco que impide que se derrumbe la tierra. Luego se empieza a cavar con cucharas gigantes que llegan a tener hasta 13 toneladas de peso. Después viene la etapa del pilotaje, que consiste en preescavar grandes columnas con una profundidad que puede llegar a los 60 metros bajo tierra. Estas serán las encargadas de soportar el peso de los edificios, al terminar este proceso comenzará la construcción de los anillos. “Los anillos son placas que permiten que a medida que se vaya construyendo, el peso de la tierra no dañe lo ya construido. Bajo ese modelo se construye la placa del primer piso de los siete sótanos; una vez construidos los sótanos, estos me servirán para parquear mucha de la maquinaria que se utilizará en la construcción de los pisos superiores. Después viene la etapa de la cimentación: al mismo tiempo que se están construyendo lo pisos subterráneos, se empieza a construir los primeros pisos aéreos”, explica Rodríguez Rubio. cronogramas, La guerra contra eL reloj No retrasarse en los tiempos es quizás el reto logístico más complicado. Una obra tan grande como esta es propensa a sufrir percances que demoren los trabajos más de lo esperado. La mejor manera de controlar los tiempos de entrega es dividiendo la obra en obras más pequeñas. “El Bacatá tiene una primera etapa que es todo el proceso de cimentación y construcción de sótanos. Al llegar al primer piso ya se habrá construido el 30% del edificio, al llegar al piso 14 ya tendremos el 56% del área, en el piso 50 ya la obra estará por el 96%. En este punto, llegar al piso 66 solo representará el 4% del proyecto. La verdad, una vez el edificio salga a la superficie los resultados empiezan a verse a un ritmo de un piso por semana; para diciembre del 2014 debemos estar entregando el centro comercial y las oficinas en obra gris. Mientras se adecuan estos espacios, se estarán construyendo los últimos pisos del edificio”, comenta Rodríguez Rubio. El proceso de construcción cuenta con un sistema de monitoreo que va mostrando cómo se está moviendo el conjunto en planta y en verticalidad; registra cómo se va moviendo el agua, detecta la presencia de niveles elevados como suele suceder en temporada invernal; mide la inclinación de las vigas, si pasa algo anormal el sistema indica que se debe parar; si hay retraso en la obra, indica cuánto se debe aumentar el ritmo de trabajo; además entrega un índice de topografía, señala cómo está el suelo y si el peso o la vibración de la obra está afectando las vías o las casas vecinas. El trabajo en la obra se extiende de domingo a domingo de 7 a.m. a 8 p.m.; cada 15 días se estructura una programación de trabajo para los 15 días siguientes, donde se establece el personal, las herramientas y la materia que se necesita, con el fin de no tener que parar la obra por falta de alguna de estas fuentes y también para evitar sobrepasar los presupuestos establecidos en un principio.
La organización
Cada etapa de la obra se divide en aproximadamente 15 pisos y tiene unos cargos y locaciones específicas: residente, almacenista, zonas especiales, restaurante, baños, etc. Otro punto clave es la infraestructura que se requiere para que tanto materiales como personal lleguen al punto específico donde se necesitan, este aspecto también requiere de un grupo de trabajo. La obra tiene un director de proyecto, dos directores de obra –uno encargado de la parte administrativa y otro de la parte técnica–, un residente para cada especialidad, un hidráulico, una persona de voz y datos, una de estructura, y así para cada una de las especialidades. En lo referente al personal de obra, este variará dependiendo la etapa en la que se encuentre la construcción, pero en su momento de mayor confluencia el proyecto tendrá contratados alrededor de 500 trabajadores.
Fuente: Revista de Logística
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